2 dic 2013

Como se que esa persona es para mi Dante Gebel

Y cómo sé que esa persona es para mí
La gran pregunta que siempre da vueltas es: ¿Y cómo sé que esa persona realmente es para mí? Y para ser honesto, nunca pude entender del todo ese tipo de pregunta.
No sé si porque soy de otro tiempo (reconozco que en estos temas soy chapado a la antigua) o simplemente porque aprendí que el amor no se razona demasiado, más bien no es un asunto racional, es un tema que compete al corazón, y aunque no lo creas, Dios nos hizo de esa manera.

Cuando vienen parejas a hablar conmigo, ya sea porque van a casarse o bien quieren iniciar una relación de noviazgo, mi única pregunta es: “¿Se aman?”; suelo mirarlo a los ojos al caballero y preguntarle: “¿La amas con toda tu alma? Y si comienza con frases espiritualoides del tipo: “Es que ambos sentimos el mismo llamado para servir al Señor en el Congo Belga” o “Los dos coincidimos que nos gusta el pentateuco y a ambos nos agrada la música de Hillsong”, es porque estoy ante un caso perdido. Le recomiendo que deje a la chica vivir en paz, y que si se siente solo, se compre un lindo gran danés que le haga compañía, y en una de esas, hasta quizá le mueve la cola cada vez que le ponga un disco de Hilsong.

El estar enamorado hasta la médula es un sentimiento que nos ha regalado el Señor, no hay que tenerle miedo. ¿Ejemplos básicos? La semana que no ves a esa persona, es como si todo el paisaje se volviera gris. El solo saber que entra al lugar donde estás, se te ilumina el alma, te comienza a latir fuerte el corazón (y lo que es aún peor, aunque tengas más de 40 años y sientas que puedes manejar tu propia cordura) te comportas como un@ adolescente. El recibir un pequeño mensaje de texto de esa persona, una simple línea (y no hablar de una mirada directa a tu alma) simplemente te derrumba emocionalmente y te cambia el humor de todo el día, o lo que es mejor, de toda la semana.

Cuando amas de verdad, te interesas en la personalidad completa de esa persona. Sin duda, hay un elemento emocionante en la atracción física, pero es sólo una de las muchas cosas de la persona que te atraen. Cuando amas, te van a atraer muchas o casi todas las cualidades de la otra persona. ¿Cuántas te atraen?…buena pregunta para un viernes.


El amor siempre empieza lentamente. No puede ser de otra manera. Tienes que conocer a una persona antes de poder amarla verdaderamente, y eso requiere tiempo, si es que quieres conocer a alguien de verdad. Y si es amor, a medida que pasan los días, te enamoras más y más.

Si estás enamorad@, la persona que amas saca a relucir tus mejores cualidades y te hace querer ser una mejor persona. Una chica que está verdaderamente enamorada posteó hace unos días en este mismo perfil: “Yo lo amo, no sólo porque él es maravilloso, sino porque me anima a ser mejor persona, el descubrió lo mejor de mí, me ayudó a encontrarme con la mejor versión de mi misma”. Una definición impecable, como para ponerle un marquito y colgarla en la pared. El amor verdadero saca lo mejor de vos, nunca lo peor; de allí surge como consecuencia la admiración. Uno admira a quien logra descubrir lo más bello que hay en tu interior.

Cuando amas, incluso la ausencia hace que tu corazón se enamore más y más. El amor puede sobrevivir la prueba del tiempo y de la distancia. Y te aseguro que sobrevivirá. No te hace falta verse todos los días para asegurarte lo que sentís. Simplemente con recordar cada frase, cada gesto, cada mirada…te alcanza y sobra para entrecortarte la respiración. Ninguna otra persona, por atractiva que sea, puede llenar el vacío de tu corazón. Por otra parte, deseas protegerl@, que esté bien, te pasarías el día cuidándol@. Y si en ocasiones tienes la oportunidad única de darle un pequeño abrazo, quisieras que sea interminable y que no te soltara nunca.

Cuando están separados, quizás te preocupes un poco, además de sentirte triste. Podrías llegar a pensar: “¿Qué tal si conoce a otra persona?” Es probable que eso suceda. Pero si puede ser más feliz con otra persona, es mejor que descubras eso ahora y no después. Si la relación es un “enamoramiento” y no sobrevive, es mejor descubrirlo antes de que sea demasiado tarde. 

Cuando solo es un capricho, los novios suelen discutir. Quizás se besen mucho en las reconciliaciones, pero al avanzar el tiempo las discusiones se hacen más y más frecuentes y más y más severas. Su relación se vuelve como la de dos puercoespines en el invierno. Cuando están separados, tiemblan de frío, pero cuando se juntan, se lastiman. Y cuando hay amor verdadero, las cosas no funcionan así, lo que menos quieres es lastimar a la otra persona.


Si la amas, es tu obligación conquistarla. No le mandes un disco de tu salmista preferido de regalo y menos de algún reggaetonero. Ya van a tener tiempo de servir a Dios juntos, pero te doy mi palabra que no la vas a enamorar regalándole un nuevo testamento.
Un bolero interpretado por Armando Manzanero o Luis Miguel la va a derretir, por ejemplo (no me importa que los religiosos me llamen apóstata por esto, sigo pensando que no hay nada que exprese mejor lo que uno siente, que una bellísima canción romántica, y si no me creen, lean Cantar de los Cantares). Cada vez que Montaner me manda alguna primicia de una nueva canción, no dejo de felicitarlo y lo aliento a seguir componiendo temas para enamorar; sin duda es un don que le ha regalado el Señor.
Y como dije el martes pasado, en el caso que como mujer quieras tomar la iniciativa, (aunque él se haga el macho recio) puedes enviarle un MP3 con una canción que resuma todo lo que sentís o simplemente transcribirle la letra. Cuando yo era joven (hace muuucho) había una canción de moda de un grupo mexicano llamado Pandora que tenía un hit llamado: “¿Cómo te va mi amor?”, que decía:


“Que sorpresas da la vida, encontrarte en plena calle…fue una chispa en mi equilibrio, dinamita que estalló. Te encontré un poco más flaco, fue mirarte y derrumbarme, te creí asunto olvidado…otra vez me equivoqué. ¿Cómo te va mi amor? ¿Cómo te va? en el silencio la pregunta entre tú y yo; ¿Eres feliz? mi bien…sin engañar, porque a mi puerta el amor nunca volvió. Fue un encuentro tan pequeño, que no pude sincerarme y decirte te extrañado como nunca imaginé. Desde entonces como espuma, creció un miedo a quedar sola, porque no encontrado a alguien que me llene igual que tú…”


Si le dedicas una canción así y él te sale con que eres cursi, es porque en vez de un romántico, es un hombre de crogmanon y más vale perderlo que encontrarlo. Si ahora no valora el romanticismo, el día que te cases con él, te va a querer llevar arrastrada de los pelos hasta el fondo de la caverna.

En el caso de los varones, tampoco juegues a ser Neruda, porque si es impostado, ella lo va a notar; no hay nada peor que un tipo que quiere hacerse el poeta y no le sale. La famosa frase: “No sé lo que significa esta poesía, pero te la mando porque me pareció linda”, espanta a cualquier mujer. Las mujeres son románticas pero no descerebradas. Ellas son más prácticas de lo que suponemos
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Yo recomiendo ser romántico pero con tus propias palabras, como en la famosa película “Cuando Harry conoció a Sally” interpretada magistralmente por Billy Crystal y Meg Ryan, donde él le dice: “Me gusta que tengas frío cuando fuera hace 21ºC, me gusta que te cueste una hora y media pedir un sándwich, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, me gusta oler tu perfume en mi ropa después de pasar el día contigo y quiero que seas la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches”. Es verdad que no tiene nada de poético, pero no hay nada que enamore más a una mujer, que el corazón desnudo de un hombre.

Y si nada de eso resulta, utiliza el método de Forrest Gump: “Puede que no sea muy listo…pero se lo que es el amor…”

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