Solemos oír que dormir mucho hace que gastemos menos calorías y, por lo tanto, se acumule más grasa. No obstante, esto no es así. Mientras dormimos seguimos quemando calorías, ya que el cuerpo requiere energía para seguir con sus funciones básicas. Por lo tanto, dormir no engorda, sino que adelgaza, siempre que trate de un sueño profundo y de calidad y durante un número de horas justo, ni mucho ni demasiado poco.
La ghrelina
En las ocasiones en que dormimos poco nuestro cuerpo compensa las horas de sueño perdidas acumulando grasa, aumentando las reservas de nuestro cuerpo. Por lo que, la sensación de hambre aumentará, ya que cuando dormimos poco producimos ghrelina, una hormona que aumenta el apetito. Además, ayuda al almacenamiento de lípidos en el abdomen, una grasa que cuesta mucho de eliminar.
Debemos dormir bien, ya que, no sólo quemamos calorías -porque nuestro cuerpo aunque descansa, sigue quemando para mantener las funciones vitales para el cuerpo- sino que también nos proporciona energía para el nuevo día. Además de no producir tanta ghrelina.
La hormona del crecimiento
Cuando dormimos también producimos la hormona del crecimiento, incluso cuando somos adultos. Esta hormona se encuentra en mayor medida en los más jóvenes, niños y bebés. Acelerar el metabolismo y ayudarnos con la quema de grasas son dos de los efectos que tiene esta maravillosa hormona que nos asalta durante el sueño.
Los adultos que más producen esta hormona son los deportistas, especialmente los profesionales, ya que la necesitan para regenerar las células musculares de su cuerpo. Es por eso que muchos de ellos defienden el hecho de dormir bien y durante las horas que tocan, ya que resulta muy beneficioso para su organismo.
Con esto entendemos que, cuando dormimos, seguimos quemando calorías, ergo adelgazamos y si, además, lo combinamos con hacer ejercicio, nos encontramos con una suma ganadora.
¿Cuánto debemos dormir?
No existe una cantidad de horas estipuladas para todo el mundo, ya que cada ser humano tiene unas necesidades distintas, que cambian a lo largo de su vida. Por ejemplo, los bebés pueden llegar a dormir hasta 18 horas al día. No obstante, cuando somos adultos esto se vuelve imposible, no sólo por nuestras obligaciones, sino porque el cuerpo se despierta por sí solo.
Para saber cuál es tu necesidad de sueño, puedes aprovechar un día de fiesta o de vacaciones para dormir sin poner una alarma y descubrir cuántas horas has empleado. Esas serán las que necesita tu cuerpo por norma general. De todas formas, algunos expertos aseguran que lo ideal es dormir entre unas 6 y 8 horas, sin superar las 10 horas.
En cualquier caso, llegamos a la conclusión de que, curiosamente y en contra de lo que hemos oído tantas veces, dormir ayuda a adelgazar por las hormonas que segregamos y siempre que se haga en una medida razonable y con una buena calidad
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