O cómo transformar los errores en oportunidades
Que levante la mano quien nunca se haya equivocado en el trabajo. ¿Nadie? Bueno, empezamos en igualdad de condiciones. Todos hemos fallado alguna vez en nuestro puesto y eso es prácticamente normal.
Sin embargo, sabes que dependiendo el error vienen las consecuencias: a veces puede ser algo casi intrascendente y en otras costarte la confianza de tus compañeros y superiores, dañar tu reputación o, incluso, dejarte sin empleo.
Cuando tienes una dificultad que en serio te inquieta, lo que necesitas es retomar el control de la situación. Y es aquí cuando debes aprender a superar un fracaso y renovarte en el trabajo.
Olvida ocultar las cosas
Si algo salió mal y habrá gente afectada, debes comunicarlo. Tal vez quieras encontrar una solución antes de que se enteren, pero en situaciones así el tiempo es oro.
Toyota es una de las empresas más exitosas del mundo y una clave para lograrlo está en su filosofía organizacional. Su director Kastuaki Watanabe habló en una entrevista para la revista Harvard Business Review de por qué es importante hacer visibles los problemas en el trabajo:
“Me siento tranquilo cuando un problema se hace visible porque entonces, incluso si los demás (involucrados/afectados) no lo han considerado antes, ahora buscarán una solución”.
Qué pasó y qué pasará
Está bien informar un contratiempo, pero es mejor informarlo ya teniendo –o al menos planteando- posibles soluciones. En el artículo ¿Cómo reconocer a un posible líder y cómo hacerlo crecer en tu empresa? se encuentra un listado de habilidades que tienen ciertas personas para ser consideradas a puestos de mayor jerarquía.
Una de esas características es, precisamente, la de comunicar problemas y respuestas al mismo tiempo: así agilizan el mal momento que está pasando la empresa, el departamento o su puesto. Es una forma de mostrar aptitudes incluso al haber metido la pata.
Sigue, sigue, sigue…
Aceptar la responsabilidad de un error no quiere decir que ahora perderás tiempo culpándote y lamentándote de lo sucedido. Nada de eso. Derrocharás cantidades enormes de energía tratando de explicar por qué te equivocaste, por qué no hiciste tal o cual cosa, y otras preguntas que crearán círculos viciosos.
En vez de eso, continúa en movimiento. Platica con gente cercana a ti, pregúntales qué piensan: tendrás nuevas perspectivas y enfoques. Pon a trabajar tu creatividad y eso a la vez te ayudará a trabajar tu confianza.
¡Sigue, sigue, sigue!
Celebra la equivocación
Seguramente has escuchado alguna vez la expresión “El fracaso no es una opción”, y por supuesto nadie quiere errar de manera grave. No obstante, son estas circunstancias las que abren el camino a nuevas posibilidades, y más en el ámbito laboral.
Tener miedo a fallar sólo hará que falles con más facilidad; y en realidad, siempre aprendes algo al equivocarte. Piénsalo así:
- Trabajar bajo presión (por el temor de que algo te salga mal) te hace menos productivo
- Resistirte a recibir malas noticias no te hace inmune a los problemas
- Cerrar los ojos ante las dificultades no hará que desaparezcan
Es hora de restaurar tu imagen
Tras un error, seguramente tú serás el primero en cuestionar tu imagen. Necesitas restablecer tu confianza y demostrar(te) que tienes la capacidad para asumir nuevos retos. ¿Cómo?
¿Recuerdas esa tarea del departamento que a nadie le atrae? Ahora es tuya, sácala a flote. ¿Existe voluntariado en tu empresa? Súmate. Involúcrate más en ese proyecto importante del área. Refresca tus conocimientos o actualízalos y utilízalos en tu puesto.
Tendrás que dar un extra en tus quehaceres diarios, pero lo vale: te sobrepondrás al mal trago y lograrás que ese fracaso más bien haya sido una oportunidad en tu vida laboral.
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