Cada uno es feliz a su modo, pero esta guía básica te ayudará.
1. Siéntete cómodo en tu propia piel
El primer paso para ser feliz es sentirte cómodo contigo mismo. Todo el mundo nace con un defecto, nadie es perfecto. Acéptate a ti mismo como eres, y eso incluye un millón de cosas: tu árbol genealógico, tu piel, tu nariz, tus ojos, tu pelo, tus pecas, tu pecho, si eres mujer, y el tamaño de tu parte privada, si eres hombre. Suena superficial, pero lo cierto es que las inseguridades personales son una de las causas más comunes de la depresión y la ansiedad. Si no te sientes cómodo en tu propia piel, esto se convierte en tu mayor preocupación, afectando negativamente tu autoestima.
Si esto te resulta difícil porque otras personas te discriminan o emiten juicios sobre ti, aléjate. Tú eres mejor que eso. Rodéate de personas que valoren las mismas cosas que tú y que dejen de lado las malas actitudes.
2. Aprecia lo que tienes y no te compares con los demás
Nunca serás verdaderamente feliz si sigues mirando hacia afuera, deseando tenerlo todo. Si sigues esperando e ilusionándote por otras cosas y no te sientes feliz con lo que ya tienes, siempre te sentirás miserable e incompleto. Lo mismo ocurre cuando te comparas constantemente con alguien más. Desear que tu vida sea como la de tu vecino millonario; que tu cuerpo sea como el de esa chica que ves en televisión; o que tu pareja sea como esas que pintan en algunas campañas de San Valentín… No te traerá dinero, ni un cuerpazo, ni un novio modelo, ni menos, felicidad. Lo que sí te traerá son celos.
Si puedes vivir con sencillez, apreciar lo que tienes, reconocer que cada persona es diferente, y dejar de compararte con los demás, experimentarás la alegría y la felicidad en tu vida cotidiana.
3. Ve lo positivo en cada situación
A lo largo de la vida, siempre te encontrarás con situaciones desafortunadas que escapan de tu control. En estos casos, puedes optar por sentirte triste, molesto, enojado o estresado, o darle la vuelta y centrarte en lo positivo. Puedes optar por quedarte atrapado en una mala situación o dejarla ir, seguir adelante y empezar de nuevo.
4. Deja de lado tu necesidad de controlarlo todo
El control te hace sentir seguro, pero al mismo tiempo, también te quita libertad. Un poco confuso, no? Cuando intentas controlar tu vida, las situaciones, y a veces a los demás, pierdes el norte y te vuelves un poco ansioso. Las cosas no siempre salen como uno espera (de hecho, casi nunca) y un maniaco del control puede sentirse decepcionado de la vida demasiadas veces al día como para que eso sea llevadero o sano. No te vuelvas loco porque las cosas no salen según tu planes, más bien, abraza las casualidades y deja que el mundo te sorprenda. Porque créeme, lo hará.
5. Deja ir el resentimiento que llevas dentro
La mayoría de las veces te aferras a la ira porque crees que eso hace que la persona con la que estás enojado y molesto, se dé cuenta de que ha hecho algo mal. Pero en realidad te estás sometiendo a ti mismo a una tortura que te quema por dentro. Y es que, cuando le tienes rencor a alguien, el dolor es más fuerte para ti que para esa persona que, dicho sea el caso, quizás aún ni sepa porque estás enojado. No importa lo que alguien te haga, ya sea que te mire en menos, te subestime, hable de ti a tus espaldas, abuse de ti, te mienta, o te haga daño… Sólo cuando aprendes a dejarlo ir, tu alma se libera.
Y no se trata de dejar que el mundo te pase por encima: se trata de no caer en su juego mental.
6. Vive el momento
Creo que una de las razones por la que los niños pequeños son felices es porque viven el momento. Se centran en lo que está ocurriendo frente a ellos y prestan atención a la persona con la que están en ese momento puntual. No te angusties más por el futuro, ni te sientas triste por el pasado. Enfócate en tu realidad actual y deja que le vida te sorprenda.
Aprende de un fracaso o de una mala experiencia y nunca repitas el mismo error. Aprovecha cada hora del día y haz lo que se supone que debes hacer. Deja de analizar tanto las cosas o de tratar de predecir y planificar a largo plazo. La única constante en la vida es el cambio, así que sólo vive el momento y da lo mejor de ti.
7. Evita analizar tanto las cosas
Esto es algo que muchos de nosotros hacemos, desde las relaciones a lo profesional. Sobre analizar es darle vuelta a un pensamiento, pensar en ello una y otra vez, tratando de cavar más y más profundo, porque de alguna manera crees que podría darte una respuesta a algo. Pero la mayoría de las veces, nunca obtenemos una respuesta real, sino un conjunto de preocupaciones extra.
Escucha tu intuición.
8. Deja de preocuparte por el futuro
Muchos de nosotros nos preocupamos. Nos preocupamos por nuestro futuro, nuestras carreras, la vida, las finanzas, nuestra salud y la de las personas que amamos. Nos preocupamos porque tenemos miedo. Sin embargo, la preocupación no hace que las cosas sean mejor a menos que dejemos de preocuparnos y empecemos a actuar: si estás preocupado acerca de tu salud, entonces debes empezar a comer sano y hacer ejercicio regularmente. Si estás preocupado acerca de tus finanzas, entonces debes comenzar a ahorrar. Y si te preocupa el futuro de tus amigos o de tus familiares, entonces anímalos a avanzar.
Preocuparse por los seres queridos en realidad no los hace ser mejores. Sólo afecta a tu salud y a tu presión arterial.
9. Deja tu ego y sé honesto
Nuestro ego actúa como el guardia de seguridad que protege a nuestra autoestima de ser atacada. Sin embargo, a veces nos convertimos en víctimas de nuestro propio ego. Esto sucede cuando nos volvemos demasiado arrogantes y actuamos por encima de nosotros mismos. Distorsionamos la realidad que nos rodea y vivimos en una ilusión. A veces lo hacemos porque creemos que nos llevará a alguna parte y otras veces porque nos hace sentir bien con nosotros mismos. Otras veces lo hacemos simplemente porque amanecimos de mal humor.
Sea como sea, dejar que el ego se convierta en tu escudo frontal en realidad duele más en el interior, ya que no puedes ser honesto contigo mismo. Una y otra vez, te cansarás y sentirás que nadie te entiende y ahí es cuando te darás cuenta que nunca serás verdaderamente feliz a menos que permanezcas fiel a ti mismo y a los demás.
10. Ten una mente abierta
Tener una mente cerrada puede ser más doloroso de lo que crees. A nadie le gusta ser desaprobados o rechazados. Defender tus ideales con convicción es positivo, pero oponerse constantemente a otros que piensan diferente es irritante (para ti, y para el resto). Si no intentas cultivar un mente abierta, te sentirás extremadamente agitada e incómoda cuando las personas con diferentes creencias se presenten en frente tuyo.
Ser adaptable y flexible es un alivio. No tendrás que luchar contigo mismo para aceptar a los demás y te sentirás a gusto con las diferencias del resto. Así que ya sabes… Deja que las cosas fluyan un poco más. No te defraudarás.
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