No es posible agradar a todo el mundo, pero esto no significa que no podamos hacer lo posible por intentarlo. A veces, basta con evitar algunos comportamientos tóxicos que te alejan de los demás. Siendo honestos, no siempre es posible, porque nadie es inmune a los cambios de humor. Sin embargo, las personas más conscientes y equilibradas son capaces de detectar esa toxicidad de su comportamiento que los aleja de los demás.
A lo mejor puedes pensar que a ti los demás no te importan. Puede que estés pasando un mal momento; en el fondo sabes que no es verdad. Las personas necesitamos de los otros. En cualquier caso, detectar esos comportamientos tóxicos no solo te ayudarán a estar más cerca de los demás, sino que te ayudarán también a ser un poco más feliz y a estar más cerca de alcanzar el éxito en tu vida, ya que esa consciencia te permitirá cambiar tu forma de pensar y de afrontar la situación a favor de un actitud más positiva y optimista.
Comportamientos tóxicos más comunes: Primera parte
Pensamiento negativo obsesivo
Es muy difícil estar cerca de personas que se niegan a dejar de lado la negatividad, que rumian y hablan incesantemente sobre las cosas terribles que podrían sucedido o que sucedieron, los desprecios que han sufrido y la injusticia de la vida. Estas personas se niegan obstinadamente a ver el lado positivo de la vida y las lecciones positivas de lo que está sucediendo. El pesimismo es una cosa. pero permanecer perpetuamente encerrado en una mentalidad negativa es otra.
Envidiar a los demás
No dejes que la envidia o celos se lleven lo mejor de ti. La envidia es el arte de contar comparar a los demás con uno mismo degradando lo del otro o buscando defectos que justifiquen que lo propio es mejor o que lo otro no merece la pena. No hay nada admirable en este comportamiento. Lo que posee el otro no supone una competencia para ti, ni te hace mejor ni peor. La única competencia que uno tiene es la que establece consigo mismo, y lo único que necesitas es ser lo mejor que puedas ser. Si necesitas medirte con alguien, hazlo contigo mismo, con lo que eras antes.
Tomarlo todo como algo personal
Estar cerca de personas creen que todo lo que ocurre a su alrededor es un asalto directo hacia ellos o que lo que ocurre está directamente relacionado con sus personas resulta muy tóxico. No todo gira alrededor de uno mismo. Nadie es el centro del universo. Comportarte así va a provocar rechazo en los demás, y no admiración o empatía. En la mayoría de los casos es mucho más productivo y saludable de dejar de lado la opinión de otras personas buenas o malas de ti. Si no puedes evitarlo, al menos evita hacer que la conversación se centre en eso y no digas nada.
Actuar como si fueras una víctima
Otro comportamiento tóxico es la queja persistente que alimenta el sentido de victimización. Creyendo que eres una víctima, que no tienes ningún poder sobre tu destino y o la dirección de tu vida, mantienes una postura tóxica que aleja a los demás de ti. Una vez más, este comportamiento reiterativo no va a despertar empatía en los demás. Aunque no lo creas, cada uno tiene sus propios problemas, y que te puedas o quieran ayudar no significa que estén dispuestas a soportar toda la carga. Las personas que se hacen las víctimas son una gran carga, que se ve aumentado por esa victimización (pesan más, son más pesadas). Cuando dejes de quejarte y dejes ee mostrate como una víctima indefensa verás que es más fácil relacionarse con los demás, y que te escuchen.
La falta de autocontrol emocional
La incapacidad para manejar las propias emociones es tóxico para todos los que están alrededor. Son esas que estallan en ira y lágrimas por cualquier pequeño problema. Si eres una persona demasiado emocional, de las que pierde la calma en todo momento, es posible que necesites un poco de ayuda para ganar control sobre sus emociones y comprender lo que está en la raíz de tu angustia interior. Empieza por aprender a controlar el estrés para enfrentarte a tu día a día con más estabilidad.
Acumular dolor y la pérdida
Una de las lecciones más duras en la vida es dejar ir, ya sea la culpa, la ira, el amor o la pérdida. El cambio nunca es fácil. Pero dejar que todo eso se vaya es muchas veces el camino más sano para seguir adelante. Para eso, tienes que retirar pensamientos tóxicos del pasado, liberarte emocionalmente a ti mismo y de las cosas que una vez significaron mucho para ti.
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