La depresión perjudica la memoria al restarle al cerebro plasticidad y capacidad de adaptación, según un estudio de investigadores suecos.
Científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo trazaron la forma en que el estado depresivo resta plasticidad a las células cerebrales y se convierte en un obstáculo para diferentes funciones cerebrales, sobre todo la capacidad de almacenamiento en la memoria.
La profesora Mia Lindskog, responsable del estudio, le explicó a BBC Mundo que esa pérdida de plasticidad del cerebro deprimido significa una merma en la 'capacidad para incrementar o reducir la conectividad entre las células'.
'Nuestra idea inicial era demostrar que la depresión podía deberse a la falta de plasticidad, lo que hacía que el cerebro se volviera más rígido y no pudiera cambiar de pensamiento con normalidad. Pero comprobamos que no era cierto', agregó Lindkog.
La experta agregó que su equipo busca 'nuevos mecanismos que puedan ayudar a encontrar terapias innovadoras contra la depresión'.
'Ahora entendemos mucho más sobre cómo la actividad del cerebro es diferente cuando el individuo sufre depresión'.
Memoria y apatía
Las conclusiones del equipo de Lindskog se basan en un experimento llevado a cabo con ratas criadas especialmente para que presentaran comportamientos depresivos.
Las ratas fueron sometidas a dos pruebas para confirmar sus comportamientos característicos de la depresión, uno sobre memoria y otro sobre su nivel de apatía: las soltaron en un contenedor con agua y observaron si se limitaban a flotar -las deprimidas- o trataban de salir.
Una vez confirmado su comportamiento depresivo, les administraban serina, un aminoácido.
La sustancia mejoraba sus habilidades memorísticas, pero no pareció tener efecto en la apatía.
Al tiempo, estudiaron las zonas del cerebro más relacionadas con la memoria y detectaron mayor actividad sináptica en las ratas deprimidas que en los ejemplares de control.
Sin embargo, cuando trataron de incrementar el nivel de interconectividad cerebral, se puso de manifiesto la falta de respuesta al estímulo en el caso de las ratas deprimidas, lo que indicaba una falta de plasticidad.
Con la serina la plasticidad del cerebro de las ratas deprimidas mejoró.
'Demostramos que hay dos síntomas que pueden ser influenciados de forma independiente, lo que significa que pueden ser tratados en tándem en pacientes con depresión', comentó Lindskog.
Sin embargo, como explica Lindskog, 'la serina no pasa de la sangre al cerebro particularmente bien, así que no parece un candidato en el que fundamentar un nuevo medicamento'.
'Pero identificamos el mecanismo por el que es posible mejorar la plasticidad y, consecuentemente la memoria, un camino por el que deberíamos trabajar para ser capaces de encontrar una vía que no implique necesariamente la serina'.
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