Toma el control de la sala
La clave es un juego mental. Debes tomar conciencia de que formas parte de la sala. Una vez te sientes seguro de ti mismo/a y cómodo/a, es contagioso. Además hay que evitar esconderse detrás del mobiliario, sentarse al fondo o mantener la cabeza baja.
Permanece como un campeón/a
Cuando estás de pie ante un grupo de personas resulta útil poner un pie ligeramente adelantado y situar el peso en el pie trasero, manteniendo la cabeza alta, relajando los hombros, inclinando el cuerpo ligeramente hacia adelante y sonriendo.
Siéntate con los codos en la mesa
Cuando te sientes, pon los codos en la mesa y olvídate de ese consejo protocolario de evitarlos a toda costa. Y es quedarse tieso en la silla, lejos de la mesa y con los brazos bajos demuestra aspecto de debilidad. En vez de eso domina la mesa, siéntate erguido/a, inclínate hacia delante y apoya tus antebrazos encima de la mesa. Ya sea en persona o delante de una cámara, mantén siempre contacto visual con el resto de personas o con el objetivo.
Adapta el mensaje a los oyentes
A la hora de preparar una presentación un error común es pensar "¿Qué voy a decir?" cuando lo correcto es "¿Qué necesitan los oyentes escuchar y cuánto saben sobre el tema?". De este modo tendremos a nuestra audiencia "enganchada" a nuestro discurso
Al grano.
El objetivo es mantener la atención de la audiencia. Un discurso desenfocado provocará escasos seguidores. Una presentación eficaz insiste en el mensaje central, contiene frases cortas y algunas anotaciones, y va directa al grano. Recuerda que, según los expertos, la audiencia comienza a desconectar a los 5 minutos de discurso.
Respira y mantén un buen ritmo.
Si tu discurso es demasiado acelerado, te quedarás sin respiración y las ideas más importantes de tu discurso se perderán. Lo ideal son unas 150 palabras por minuto, que es un ritmo de conversacional normal.
Utiliza tus armas vocales
Lo peor que puedes hacer es mantener un tono plano sin variación en el ritmo. La voz es una de las mejores herramientas -tiene el poder de incentivar el interés- y en la mayoría de las ocasiones no sabemos utilizarla correctamente. Optimízala utilizando un ritmo medio y usa un volumen que atraiga la atención pero que no sea demasiado alto. Haz pausas después de frases importantes y pronuncia claramente de modo que no se pierdan palabras.
Olvídate de las coletillas
Eeeh, aaahm, ¿vale?, o sea, etc., diluirán tu mensaje y minimizarán la fuerza del mismo. Estas coletillas harán que parezcas nervioso/a, que no te has preparado el discurso o que divagas demasiado. Aunque existen excepciones, ya que en ocasiones se utilizan para rellenar silencios porque en el momento adecuado una pausa es más poderosa que una palabra.
Incluye notas de humor y cercanía
Resulta conveniente incluir humor para conectar con la audiencia. Mensajes con alguna nota de humor transmiten optimismo y credibilidad y oculta el nerviosismo del ponente.
Cree en ti mismo/a y en lo que dices.
Creer en ti mismo/a y en la importancia de lo que tienes que transmitir es un pilar importantísimo a la hora de obtener la confianza de otros. La manera de ganar confianza en uno mismo es practicando discursos, ya sea actuando de moderador o ante reuniones familiares o con amigos. Lograrás mejorar con estos pequeños pasos.